viernes, 29 de enero de 2010

Antón Chéjov


Hoy se cumplen 150 años del nacimiento de Antón Chéjov, cuyo nombre completo es Antón Pávlovich Chéjov, considerado uno de los más importantes escritores del relato corto en la historia de la literatura. Su originalidad consiste en el uso de la técnica del monólogo, adoptada más tarde por James Joyce y otros escritores del llamado Modernismo anglosajón; además, Chévoj se despreocupó por lo moral, o el cuidado de la finalidad moral en sus escritos, como hasta entonces se veía en la estructura de las obras tradicionales. Chéjov nació el 29 de enero de 1860 en Taganrog, ciudad del entonces Imperio Ruso; murió un 04 de de julio de 1904, a los 44 años, en Badenweiler, parte del Imperio Alemán, lugar a donde se había trasladado debido a la tuberculosis que padecía, enfermedad que terminó por arrebatarle la vida.
Antón Chejov es el tipo de escritor de aquellos que despiertan una fascinación muy profunda en mí. ¿Porqué razón? Bueno, porque al igual que Kafka y Balzac, Chéjov tiene una obra desbordante, a pesar de que falleció muy joven. Además, al igual que Kafka, la literatura no era su ocupación principal para subsistir; Chéjov era médico, profesión que ejercía durante el día, y escribía durante la noche, al igual que Kafka, quien trabajaba para una agencia de seguros durante su vida diurna y en la nocturna se dedicaba a acariciar el papel con su pluma. Según un pasaje de su vida que nos leyó un escritor en un taller literario en que participé hace algunos años, Chéjov llegó a los trescientos relatos escritos en un lapso de tiempo muy corto, como en un año, poco más, poco menos, y sin sacrificar la estética, tampoco la calidad.
En la mayor parte de las fuentes que consulté en la red sobre Chéjov, el maestro ruso está considerado como dramaturgo, gracias a las obras de teatro que escribió y que, aunque no fueron tan numerosas como sus cuentos, tuvieron mucho éxito. Entre las más notables se encuentran La gaviota (1896), Las tres hermanas (1901) y El jardín de los cerezos (1904). Entre sus cuentos más conocidos de todo el titipuchal que escribió, están La boticaria/La mujer del boticario, El camaleón, Los campesinos, Cirugía, La dama del perrito, El pabellón no. 6, y otros muchos, pero muchos, costales más.
Chéjov demostró que cuando verdaderamente se ama algo, no hay limitante que valga, ni siquiera una vida corta, como la que él vivió. Me encanta la frase que escribió en una de sus cartas:

La medicina es mi esposa legal; la literatura, sólo mi amante.

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