viernes, 20 de agosto de 2010

Depresión en línea


Toda esta semana me sentí, y me sigo sintiendo, cansado, desganado y algo deprimido. La razón principal la achaco a que el fin de semana pasado salí de viaje a Parras de la Fuente, Coahuila, en plan de trabajo. Estuve por el oasis de las viñas y el buen vino la noche del viernes, todo el sábado y la mañana domingo sin parar de trabajar más que para comer, descansar un poco -muy poco, un poquitín- para después seguir atendiendo gente deseosa del conocimiento y costo de nuestros productos automotrices. Así que solo descansé el domingo por la tarde, ya en Torreón, para continuar temprano el lunes por la mañana con las labores diarias. El cansancio ya me acechaba socarronamente antes del corto pero pesado viaje, y desde el lunes barrió conmigo; creo que me quiere exprimir hasta la última gota de energía, porque no me ha soltado.
Por si el cansancio no fuese suficiente la depresión le está haciendo segunda sobre mí y, aunque es pequeñita, mi ánimo la resiente cómo si se tratara de la piedrota que carga en las imágenes oficiales El Pípila antes de prender fuego a las puertas de La Alhóndiga de Granaditas.
La ventaja que tengo contra estos dos huéspedes indeseables que se han alojado en mi cuerpo y mi mente es que sé de donde viene cada uno de ellos: el cansancio, cómo mencionaba, del viaje sin descanso a Parras; y la depresión me la contagió el famoso y mentado facebook.
Allá por el miércoles más o menos, hará cómo nueve días, me di de alta en el lugar más famoso en cuanto a redes sociales vía Internet se refiere: facebook. En realidad no creo mucho en eso de poder hacerse de cerros y cerros de amigos en México y en cualquier parte del mundo. Yo más bien ingresé al facebook con fines comerciales y profesionales, fines que en casi semana y media no han avanzado nada. Eso sí, se pierde un montón de tiempo actualizando el perfil y revisando los mensajes, notas y comentarios de tus amigos y contactos. Durante la primera navegada en este sitio social tuve una sensación rara, me sentí extraño, sin ganas de nada y como deprimido, más bien me sentí deprimido. ¿Por qué? Hasta ahora no lo sé a pesar de que lo he meditado bastante. Simplemente es como si el sitio te transmitiera la depresión de alguien más o de todos cuantos están dados de alta y circulan en él. Lo positivo de mi reacción ante el facebook es que cada vez lo visito menos y solo reviso mi muro cuando considero que hay algún mensaje, aviso o comentario importante por parte de mis amigos o de alguien que desea ser mi amigo.
Nunca lo hubiese pensado, menos hecho, de no ser por el facebook, pero la noche de mi primer encuentro con la red social virtual, busqué en mi cava de letras un libro de motivación personal -imaginen cómo andaría- y lo leí hasta que mi ánimo mejoró. El libro salvavidas, salvamentes y salvaincautos victimas del facebook fue, y es, Ya deja de buscar… ¡Encuéntrate!, de Olga Nelly García, locutora regia que tiene un programa de radio por las tardes en multimedios y que se trasmite por el 93.1 de FM aquí en Torreón. Aunque no lo crean, y no lo menciono solo porque me sacó del mar de la tristeza sin razón, es un buen libro. En cuanto lo terminé pienso subir la reseña.
Ahora soy más precavido y tengo cuidado con el facebook; incluso pienso que, si no me proporciona buenos contactos profesionales y comerciales, que -como comento- fue el objetivo principal de enrolarme en ese océano de personas con relaciones virtuales, voy a darme de baja. No sé si alguien lo ha notado, pero todas las pantallas, ya sean las de computadoras, televisores, cine, celulares y hasta video juegos portátiles, le chupan a uno la energía y son como cualquier droga: después de pasar el efecto placentero que producen, te dan cruda. Así que cuidado con ellas, no hay que regalarles demasiado tiempo, y menos si es tiempo improductivo.

miércoles, 11 de agosto de 2010

México en las noticias internacionales gracias a un chícharo


El futbol me es indiferente. Si bien es verdad que he llegado a emocionarme un poco cuando el equipo local, El Santos Laguna, ha sido protagonista en la liguilla y ha llegado a la final cómo ocurrió la temporada pasada, no despotrico de euforia en cuanto los guerreros anotan un gol, no arremeto con vulgaridades y leperadas contra el equipo contrario, y mucho menos despierta en mí el deseo irrazonable de cortarme las venas cuando pierden los verdiblancos. Igual reacciono con la Selección Mexicana. Tampoco niego que sentí un gusto como pocos cuando los nuestros le pusieron una patiza a los italianos y a los franceses; a los primeros fue en un partido previo al pasado mundial y a los segundos en pleno mundial. Pero aun con todo, las emociones al límite que explotan en los aficionados y fanáticos gracias al futbol me parecen sin razón y en la misma gran proporción pienso que son inútiles. ¿Que ganamos cuando los guerreros del Santos Laguna golean al contrario? Nada que yo sepa. La Selección Mexicana siempre es pintada cómo un grupo de héroes que no parecen de carne y hueso, sino semidioses del balompié, grupo que siempre nos decepciona llegando a donde mismo en todos los mundiales y soltando un montón de excusas en vez de aceptar que lo que les falta no es talento si no actitud. Eso sí, los jugadores aztecas son buenísimos anunciando el Pan Integral Bimbo y su famosa frase de “Haz sándwich”. El Rafa Márquez no se queda atrás, el güey parece galán de telenovela anunciando rastrillos con triple hoja de corte diamante que proporcionan una mejor rasurada, al ras y por más tiempo.
Por eso hay que emocionarnos, pero cuando los periódicos dejen de publicar nota roja donde aparecen decapitados, jóvenes acribillados en fiestas de cumpleaños y en inauguraciones de bares, balaceras entre grupos rivales y entre el crimen y los cuerpos de seguridad donde mueren mujeres, niños, jóvenes y demás inocentes que pasaban por el lugar. También hay que emocionarnos cuando nuestros jóvenes hagan algo importante a nivel mundial, que es a donde voy.
Antier por la noche, viendo el noticiero de Joaquín López Dóriga, una noticia me llenó de orgullo y despertó en mí el deseo de ser mejor en todos los aspectos: en el trabajo, cómo mexicano y, lo más importante, en la búsqueda continua de alcanzar mis sueños, que importa que suene a frase barata de motivación personal. La noticia fue en el rubro deportivo internacional y hacía mención de las hazañas del Chicharito Hernández cómo jugador del Manchester United en las tierras del Rey Arturo. Tres Partidos, tres golazos, y la alineación del joven futbolista mexicano como titular en el famoso equipo inglés.
Parece que contradigo mis palabras, las que teclé al principio de este post, pero no. ¿Qué ganamos emocionándonos con las patadas acertadas al balón y sin piedad del Chicharito? Nos damos cuenta que la juventud se impone y da el ejemplo de que si los mexicanos nos lo proponemos podemos llegar a donde nos dé la gana, cómo el Chicharito Hernández, que está demostrando que juega un tremendo futbol, y está asombrando al viejo continente, al orbe entero, y a nosotros mismos, los mexicanos, con su talento y su entrega en las canchas europeas.