sábado, 27 de junio de 2009

Michael Jackson


Yo estaba muy chico cuando, durante la década de los ochenta, Michael Jackson estremeció e impactó al mundo con su disco Triller, cuyo videoclip -además de revolucionar el tiempo y la forma de realización que hasta entonces se llevaba a cabo- daba miedo (a mí tal vez por la edad con la que contaba entonces), pero ponía a bailar a todo mundo. Y aunque el tema que dio nombre al álbum es quizás el más famoso en la historia de la música pop, a mí -en lo personal- me gustaba mucho más la canción titulada Beat it, incluida en el mismo disco.
El pasado 25 de junio, Michael volvió a estremecer e impactar al mundo, pero esta vez con la noticia de su muerte. Recuerdo que ese día me encontraba enviando un correo electrónico y, cuando terminé y cerré la sesión, apareció en primera plana digital la noticia sobre el fallecimiento de Jackson. Nunca he sido fanático de Michael, pero no puedo negar que su muerte, al igual que al resto del mundo, me movió el tapete; y es que chicos -y no tan chicos- crecimos con su música, que la verdad es fenomenal, con el significado más profundo y literal de la palabra.
Aun está muy fresco en mí el recuerdo de la película Moonwalker, que apareció a finales de los ochenta con el álbum Bad, el que incluía también su autobiografía titulada Moonwalk.
Hasta este último punto en la historia del Rey del pop, aun me agradaban bastante la música y las apariciones que entonces hacia Michael. Después, poco a poco y tal vez sin darse cuenta, Jackson fue decayendo, comenzando con su incursión en escándalos y la tremenda publicidad que los medios le dieron a sus múltiples cirugías, sin contar que el artista ya no era el mismo, ni física ni emocionalmente; sentí una gran desilusión, que fue creciendo a la par del color blanco en el rostro de Michael, al ver todo esto. Siempre me pareció que el cantante lucía mejor con su tez morena que con su piel clara y artificial.
Michael, en los últimos años, daba la impresión de que vivía por vivir, que ya no disfrutaba su millonaria existencia, que le faltaba sentido a su vida. Quizá, y aunque pudo darse el gusto y el tratamiento, le falto un buen psicoanalista o, de perdido, un buen psicólogo que acentuara mejor su gran éxito y le ayudara a sobrellevarlo. Es una coincidencia abrumadora, a propósito o casual, que Jackson haya terminado su vida en forma muy similar a Elvis.
Se fue una leyenda de la música estadounidense, un gran artista (cantante, bailarín, compositor, productor, coreógrafo, actor, arreglista y escritor), algo que nadie podrá negar. Esperemos que ahora si descanse en paz, y que lo dejen hacerlo.
Agrego un pequeño comentario adicional. Parece que la huesuda cuando viene por un artista aprovecha la vuelta y gusta de llevarse varios, ya sea para su colección, para que entre ellos se hagan compañía en el más allá o vayan ustedes a saber porque razón misteriosa del otro mundo. El mismo día que Michael dijo adiós, también lo hizo la actriz estadounidense Farrah Fawcett, famosa por su papel en la serie original de televisión Los Ángeles de Charlie. Esta preciosa mujer luchó por varios años contra el cáncer que, finalmente, terminó venciéndola. Farrah fue símbolo sexual de su época y también fue sinónimo de sensualidad. Ahora que han estado pasando en los noticieros imagenes de su trabajo como actriz, debo de confesar que se me aceleró la hormona con esta bella mujer. Seguramente habría tenido un poster de ella en mi recámara si mi adolescencia hubiese transcurrido en los mejores años de la actriz. Adiós Farrah.
Otro actor que se fue de excursión para indagar que hay en el más allá es David Carradine, encontrado muerto a principios de este mes en un hotel de la ciudad de Bangkok; fue famoso por el programa de televisión Kung fu de los años setenta.
En fin, así son las cosas de la vida.

viernes, 26 de junio de 2009

Magnífica velada, con Acequias y Gandhi como anfitriones


Ayer por la noche asistí a la presentación del número 48 de la Revista Acequias. El evento literario fue muy ameno y bastante disfrutable. Las palabras al micrófono corrieron a cargo del primer espada de las letras laguneras: Jaime Muñoz Vargas (así lo presentó, como primer espada, José Edgar Salinas Uribe, director de Acequias). También estuvo en los comentarios el escritor Carlos Reyes Ávila, quien acaba de ganar el Premio Binacional de Novela Border of Words con su historia titulada Travesti. Andrés Jáquez García puso su granito de arena con algunas palabras sobre su ensayo publicado en esta edición de Acequias, que trata de un filósofo poco leído en México, y mucho menos frecuentado en La Laguna. Y claro que no podía faltar el testimonio del director de la revista.
Siempre es muy grato escuchar a Jaime Muñoz Vargas; cuando he tenido la oportunidad de hacerlo, como el día de ayer, siempre aprendo algo, al igual que con sus libros y sus artículos de La Opinión Milenio.
Anoche, en la librería Gandhi, fue la primera vez que estuve presente en una charla de Carlos Reyes Ávila, y me gustó su comentario en torno a los escritores famosos. Él mencionó que no frecuenta a Gabriel García Márquez, porque no le gusta como escribe; lo mismo le ocurre con Carlos Fuentes y con Jaime Sabines. Carlos, el lagunero, está en su derecho. Y ya que este escritor salió del closet con respecto a sus preferencias literarias, debo de confesar que a mí tampoco me agrada Carlos Fuentes, digo…sin la intención de agraviarlo. Eso sí, me encantan García Márquez y Sabines, pero Fuentes me es indiferente. Aclaro, como aclaró el día de ayer Reyes Ávila: esto no significa que Carlos Fuentes no sea un buen escritor, simplemente la literatura que uno lee -como pasa con otras formas de la expresión humana en el arte- muchas veces es cuestión de gustos. Las palabras de Salinas Uribe y Andrés Jáquez no dejaron de tener resonancia, aunque tuve que dar mano de toda mi atención y todo el ceso de que fui capaz cuando Jáquez habló.
Al final de la charla, y ya con dos ejemplares de Acequias, me di a la tarea de degustar unos cuantos canapés y un buen vino tinto, elementos culinarios que por suerte nunca faltan en este tipo de eventos y que cierran con broche de oro la agradable velada que uno acaba de disfrutar.

martes, 23 de junio de 2009

Los pros y los contras del abigarrado D.F.


Desde que tengo uso de razón nace en mí algo de temor, algo de pánico, algo de ansiedad y muchísimo estrés cada vez que oigo hablar del Distrito Federal o, peor aun, cuando lo visito. Todos estos malestares se deben gracias a la sugestión que mis padres implantaron en mi subconsciente desde que era yo muy chico; ellos siempre mencionaban en nuestras pláticas familiares lo violento y peligroso de la Capital. Los diálogos discurrían más o menos así: "-¿Que crees Pilar? Me llamó Graciela (una tía que tiene viviendo cuarenta años en chilangolandia) y me platicó que asaltaron a Mario chiquillo (mi primo), y no conformes con quitarle hasta los tenis que traía puestos, lo golpearon tan feo...que por poco lo tienen que internar en el hospital; parece que le quebraron la nariz". Si supiste que hace poco siguieron a su esposa y, cuando iba bajando de su carro, la volvieron a subir unos viejos a punta de pistola, pero a los asientos de atrás y se la llevaron lejos. Pues a la pobre le quitaron el carro, su bolsa y todo lo que llevaba de valor encima: sus aretes, su cadena, el reloj y sus anillos...ah, parece que también una esclava. Lo bueno fue que no la violaron, ella misma le dijo a Mario y a Graciela que no le hicieron nada. Que bueno, porque lo material como quiera, pero imaginate que hubieran abusado de ella o que hasta la hubieran matado. Ay no, que feo, ellos porque ya están acostumbrados, pero yo no podría vivir allá.-"
A este tipo de conversaciones, telefónicas y personales -que yo escuchaba-, sumenle además las noticias nocturnas donde violaciones, muerte con violencia, plantones, secuestros, accidentes catastróficos y demás notas similares inundan los espacios informativos. Útimamente he tenido la impresión de que si te acercas demasiado a tu televisor te puede salpicar de sangre.
Ahora, para ser francos, la violencia y la inseguridad rebasaron -desde hace mucho tiempo- la Capital Mexicana para extenderse por todo el país. Me da una rabia y una impotencia tremendas el pensar que puede uno morir en cualquier salida a la calle, al igual que tantos inocentes que han perecido con los famosos ajustes de cuentas del crimen organizado, o en la resistencia a un asalto a mano armada.
Pero bueno, eso es solo una parte de la realidad que a diario vivimos todos los mexicanos, porque también hay cosas buenas. Creo firmemente que pasan más cosas buenas que malas, no solo en México, si no en todo el mundo, pero si no tienen sangre -o no son escandalosas- no son noticias...de raiting.
Algo que nadie puede negar del D.F. es que es el centro cultural del país. Los grandes artistas de todas las disciplinas del arte, confluyen tarde que temprano en la capirucha. Grandes eventos a favor de la población se dan en la ciudad que tiene como jefe de gobierno a Marcelo Ebrad. Uno de estos sucesos multitudinarios se va a llevar a cabo del día 24 de junio al 2 de julio en el Auditorio Nacional. Se trata -nada más, ni nada menos- de la Tercera Feria de Remate de libros, algo que muy difícilmente llegaremos a ver en nuestro polvoso entorno. En este evento van a participar 104 casas editoriales y más de 130 sellos (no sé a que se refieren con "sellos" en la noticia, imagino que a las subdivisiones de las editoriales). El lema es "Salva un libro, no dejes que lo destruyan", ya que se pondrán a la venta todos los libros que se pensaban destruir mediante el proceso de triturado (que poca, ¿No?). El año pasado, en este mismo evento, se vendieron un promedio de ¡700 mil libros! Solo espero que quienes los compraron los lean, y no los tengan nada más para adornar algún librero que da a su propietario la apariencia de ser culto e intelectual. Para este año se espera una asistencia de 100 mil personas durante los 10 días que durará la feria, que estará abierta desde las once de la mañana hasta las siete de la tarde.
Muy bien por el gobierno del D.F., por los responsables del Auditorio Nacional, por las casas editoriales que participarán y, sobre todo, por los mexicanos que se interesan por los libros desahuciados y condenados a muerte, en cuyos títulos -no lo dudo- podemos encontrar grandiosas obras.
Aquí están las lineas que aparecieron el día de ayer en las noticias que brotan al cerrar el correo electrónico.

iSe realizará la Tercera Feria de Remate de Libros!

Martes, 23 de Junio de 2009

Con la participación de 104 casas editoriales y más de 130 sellos, del 24 de junio al 2 de julio nuevamente el Auditorio Nacional será la sede de la Tercera Feria de Remate de Libros, como parte del Programa de Lectura Para leer en Libertad, organizada por Secretaría de Cultura del Distrito Federal.
En rueda de prensa, la directora ejecutiva del Auditorio Nacional, María Cristina Cepeda, celebró esta iniciativa y señaló que el sumarse por segundo año consecutivo a esta propuesta, representa una "inteligente, entusiasta e imaginativa" labor realizada por la dependencia del gobierno capitalino.
Añadió que con esta feria -cuyo lema es "Salva un libro, no dejas que lo destruyan"- se enriquecerá el acervo de los bibliófilos mexicanos, "quienes desde hace meses están pendientes de este rescate de obra, dedicadas al pensamiento, a la ficción y memoria".
Reiteró que ese auditorio se encuentra listo para que durante 10 días reciba a diversas casas editoriales, así como a quienes decidan sumarse a esta "fiesta de la palabra sobre el papel". Por su parte, la secretaria de Cultura del gobierno capitalino, Elena Cepeda de León, recordó que el año pasado se hizo la primera venta de público en este espacio cultural, con un gran éxito, tanto para las editoriales participantes, como para la propia institución a su cargo.
Reveló que a partir de esta edición, se institucionaliza le venta de remate de las publicaciones en el Auditorio Nacional. Según la funcionaria, en 2008 se registró una afluencia diaria de entre 10 mil y 15 mil visitantes, con cifra récord de 22 mil 258 personas, el 28 de junio.
En aquella ocasión participaron 85 sellos editoriales y se vendieron cerca de 700 mil libros; asimismo se espera que para este año la asistencia sea de 100 mil personas. De acuerdo con Cepeda de León, los libros que se tienen a la venta ya estaban destinados a la trituración y al desecho, pero como parte del Programa de Lectura Para leer en Libertad, se decidió mandarlos al Auditorio Nacional.
Se trata de títulos de los más diversos géneros que han pasado por ventas, rebajas y saldos y que finalmente iban a ser enviados a las bodegas de las editoriales para su trituración y desecho, ya que por disposiciones de ley no pueden ser donados o regalados, a menos que paguen un impuesto.
Por eso, los editores acordaron con la Secretaría de Cultura este Remate de Libros, porque si los ejemplares son almacenados, incluso tienen que pagar activos fiscales; de esta forma, llegan al público a precios bajos. La Tercera Feria de Remate de Libros estará abierta a partir de las 11 y hasta las 19 horas.

sábado, 20 de junio de 2009

Quien dijo que no hay una laguna en la Comarca Lagunera


El día de ayer por la tarde llovió a cantaros en la Comarca Lagunera. El agua fue una bendición, cayó -literalmente- del cielo en nuestra región, que en los últimos días registró récord por las altas temperaturas, por arriba de los 40 grados celsius. Si no hubiese estado trabajando, habría salido a la calle a mojarme, a empaparme con el agua. Fue tan agradable la precipitación pluvial, que me sentí como si estuviera en la Capital de la República Mexicana.
Y al igual que cada temporada de lluvias, al circular en mi carro rumbo a casa unas horas más tarde, despues de que terminó el sorpresivo y agradable suceso meteorológico, me topé con la respuesta a la pregunta que me hacía cuando era apenas un niño: ¿Porque al lugar donde vivo le llaman La Laguna?
Circulé por el Bulevar Constitución (grave error); al ver las tremendas lagunas que se formaron por 45 minutos (quizá por un poquito más de tiempo) de lluvia constante, temí que mi auto se quedara varado al igual que los que veía a mi paso. Decidí cambiar de avenida, tomé el Independencia (segundo grave error de la tarde), esta vía rápida (?) también estaba inundada. Como última alternativa, me interné en las colonias que se encuentran pegadas a estos ríos de lodo y basura; aunque el rodeo me hizo perder tiempo y gasolina, cubrí -con suerte- mi tramo diario de asfalto del trabajo a la casa.
Algo positivo que le vi a las inundaciones fue que los puentes peatonales que las personas aborrecen cruzar, ahora si fueron utilizados; y es que era eso o ahogarse en las lagunas de barro.
Como si no fuera suficiente poder morir en un accidente vial en el periférico, el día de ayer también se corría el riesgo de morir ahogado; si no creen, juzguen ustedes mismos la foto que apareció hoy en El Siglo de Torreón y que utilicé para este post.
Así que, cuando visiten un Mall de la región como Cimaco, o una tienda donde vendan equipos deportivos para todo tipo de actividad extrema, como en Liverpool o Sears, no olviden revisar si están en oferta o con una buena promoción las canoas y los chalecos para flotar, y compra tu equipo, porque si no, corres el riesgo de morir ahogado si vuelve a llover como el día de ayer.

No pude evitar traer a este espacio la nota del Siglo, donde se habla de lo ocurrido.


Desquicia lluvia la ciudad

Por: Y. RÍOS Y G. VACIO / EL SIGLO DE TORREÓN / TORREÓN

Sábado, 20 de Junio de 2009

EN UNA HORA CAEN SEIS MILLONES DE METROS CÚBICOS DEBIDO A TORMENTA ELÉCTRICA

Se inundan bulevares y negocios del Centro, además se caen dos árboles.
Una tormenta eléctrica repentina se registró ayer en la tarde y durante casi una hora desquició la ciudad con precipitaciones de 35.7 milímetros por metro cuadrado y vientos de 100.8 kilómetros por hora, informó Protección Civil Municipal.
El impacto de la lluvia en la zona urbana de Torreón fue de mayores dimensiones que en Gómez Palacio y Lerdo, donde la intensidad se midió en 18.5 y 15.5 milímetros por metro cuadrado.
Protección Civil informó que la cantidad de agua que cayó sobre Torreón en una hora fue superior a los 6 millones de metros cúbicos.
Veinte colonias del Norte y Suroriente de Torreón tuvieron inundaciones graves, además se inundaron tramos del bulevar Constitución, Independencia, Revolución, Saltillo 400 y Diagonal Las Fuentes.
Decenas de vehículos quedaron varados, el techo de una mueblería en Diagonal Las Fuentes se vino abajo y hubo filtraciones de agua en dos cines.
Dos árboles se cayeron, uno encima de una vivienda en Escobedo y Calle 19 y el otro árbol en la colonia Las Fuentes dañando un automóvil. Un carro se cayó en una zanja que se abrió en Bravo y Colón debido a trabajos mal compactados.
El Simas reportó que se apagaron varias norias debido a la tormenta, pero se empezó a trabajar de inmediato en el arreglo para no afectar el suministro.
Las colonias más afectadas fueron las que colindan con el bulevar Laguna entre Prolongación Cuauhtémoc y carretera a Cementos, ya que no tienen drenaje pluvial y les cae el agua procedente del cerro.
También comerciantes del Centro Histórico se alarmaron cuando el agua entró a algunos de los negocios y dañó zapatos, ropa, telas. Denunciaron que el agua salía por las alcantarillas de los sanitarios, debido a que los drenajes se taparon.
La lluvia inició a las 16:10 horas y terminó a las 17:00 horas y fue ocasionada por la depresión tropical 1-E procedente del Pacífico. Las lluvias continuarían en las próximas horas, según el Servicio Meteorológico.
Dios nos agarre confesados.

miércoles, 17 de junio de 2009

¿Es posible lanzarse al ruedo en cualquier momento de nuestra vida?


Según los profesionales de la salud mental, llámense psicólogos o psiquiatras, todos los seres humanos llegamos a un punto de nuestra vida en donde tomamos plena consciencia de quienes somos, porque estamos aquí y, tal vez lo más importante, a donde vamos o a donde queremos llegar. Dependiendo de la conclusión que saquemos de este auto-psicoanálisis y dependiendo también del momento en que lo hagamos, tendremos oportunidad de sacarle hasta la última gota de provecho a nuestra vida.
Supongamos que llegamos a los 40 años; nos acompañan en el camino una esposa, tres hijos, nuestros padres, nuestra suegra (¿A poco creen que nos vamos a deshacer de ella tan fácil? Pues no, sigue y seguirá ahí) y hasta un perro (para muchas personas puede ser un gato, un conejillo de indias, un pez o todas estas mascotas al mismo tiempo) que nos pone su cara triste cuando sabe que la cajeteó.
A esa edad, piensas (irracionalmente) que ya tienes hecha tu vida, que ya conoces todo -o casi todo- y que vas por el mundo como pez en el agua. Y de pronto ¡¡¡GUAM!!! La misma vida, que esta acostumbrada -aunque nosotros tratemos de ignorarlo- a sacarse cartas de la manga (no recuerdo de quien es esta frase, pero es buenísima), nos pone frente a nuestros ojos, o frente a alguno de nuestros otros sentidos, un libro, una película, una situación familiar, una vivencia extrema a la que sobrevivimos, en fin, algo que nos hace replantearnos el porque estamos aquí, con un cuerpo que vive una existencia que quizás nos es lo que esperábamos. Es cuando recobramos del desván de los tiliches todo aquello con lo que nos emocionábamos de niños y de adolescentes, las cosas por las creíamos que valía la pena luchar -costara lo que costara- por transportarlas de nuestro paraíso onírico a la realidad.
En este punto, muchos seguirán siendo solo unos pobres soñadores y visitarán su polvoso desván cada vez que la nostalgia los acorrale contra la pared de la consciencia. Otros tantos, que son muy pocos y creo que se pueden contar con los dedos de las manos, se lanzarán al ruedo, arriesgando el todo por el todo.
Las preguntas son: ¿Vale la pena lanzarse al ruedo cuando ya no vas solo por la vida y otros caminan y corren a tu lado? ¿Vale la pena repartir el sacrificio a los tuyos por lograr tu sueño? Al final ¿Te arrepentirás o te alegrarás de haberlo hecho?
Pienso que tienen igual mérito los pobres soñadores que los temerarios que abordan el ruedo afrontando todos los riesgos. A los primeros, el sacrificio de su anhelo los acompañará toda la vida, pero serán héroes anónimos de los suyos; los segundos tal vez se cubran de gloria, tal vez no, pero corren el riesgo de que sus seres queridos los abandonen en el trayecto que escogieron seguir. Bienaventurados aquellos hombres y mujeres a los que su familia y amigos siguen incondicionalmente en sus locuras, locuras que, bien meditadas y bien encaminadas, llegarán a buen fin.Un hombre admirable, no menos que su familia (sobre todo su esposa Mercedes), que fue en pos de su verdadera vocación y triunfó, un buen día se sentó a escribir la novela que rondaba insistentemente en su cabeza, abandonando todo para dedicarse solamente a su afán. Este hombre, en 18 meses terminó de escribir Cien años de soledad, su novela más famosa y, para muchos, su obra cumbre; su nombre: Gabriel García Márquez, Premio Novel de Literatura, el adorado Gabo.

viernes, 12 de junio de 2009

Sueño utópico para un fin de semana


La mayoría de la gente sueña con el fin de semana desde el mismísimo lunes; planean irse de día de campo, descansar un poco (si es que esto aun es posible), vegetar sobre su sillón favorito (algo prácticamente imposible), reparar algo que tiene tiempo esperando ser atendido en la casa, ver una o unas buenas películas -o simplemente ver unas películas, aunque no sean buenas-, incluso hacer un poco de todo esto, en fin, algo así y muchas otras cosas más. En el caso de los adolescentes o los jóvenes recién entrados en la edad donde ya se pueden tomar la foto para la credencial de elector, quizás la idea de un buen fin de semana consiste en reventarse desde el jueves, hacerlo también el viernes y sábado, y culminar con un crudo domingo de inercia recuperadora. Mientras el cuerpo aguante, y también nuestros padres, cada quien es libre de elegir en que consumir sus 48 horas consideradas entre la noche del viernes y el crepúsculo del domingo.
Mi sueño utópico para el fin de semana es -y siempre ha sido- dedicarme a leer y escribir todo lo que de lunes a viernes me es muy difícil o imposible por el poco tiempo del que dispongo estos días. Tal vez a algunas personas les parezca una idea propia de un nerd o de un gusano de biblioteca, pero para mí es algo que con gusto haría todos los días. Cuando amas las letras, cualquier tiempo dedicado a ellas es poco. Sé que tendría que comer y, para despejarme un poco mientras concibo nuevas y frescas ideas, quizá salir a caminar. También me emborracharía con mi marca favorita de cerveza o con mi tequila preferido, o incluso con ambos; solo para probar si es cierto que la inspiración muchas veces llega con el estímulo del alcohol, como lo refieren Faulkner y Hemingway. Escribiría de día y leería de noche, leería de noche y escribiría de día; haría las cosas según como me apeteciera hacerlo. Yendo al extremo (idea que acaricio en cada momento), dedicaría mi vida a estas actividades (leer y escribir; al alcohol prefiero tenerlo a raya y utilizarlo como los medicamentos: solo en caso de ser necesario). Tengo otras aficiones que me apasionan bastante como: escuchar buena música, arrancarle acordes y melodías a mi guitarra (uno de mis sueños de la adolescencia era convertirme en un músico profesional), pasar una buena velada en algún rincón bohemio (lo menciono sin intención de publicitar el lugar), ver una buena película, y algunas otras cosillas que me provocan un cosquilleo que me dice "hazlo" cada vez que pienso en ellas; pero nada como la literatura. Este blog nació de mi PASIÓN POR LA LITERATURA.
El día menos menos pensado me invento un viaje largo para darme un encerrón en algún motel de la región y así poder materializar mi sueño utópico; solo es cuestión de programar bien el tiempo y- lo más importante- reunir el dinero necesario para adquirir el respirador artificial que requiere mi obsesión; siempre con la esperanza de que, un día no muy lejano, pueda respirar por sus propios medios.
La llamada de un cliente, el llamado de mi jefe, una cartera vacía, una crisis dictadora y sanguinaria que absorbe todo y a todos a su paso como insaciable troglodita, o cualquier golpe más de la vida, directo a la cabeza, me devuelve a la realidad, una realidad que -no en pocas ocasiones- me parece un infierno dantesco, con la leyenda "perded toda esperanza los que entrad" grabada en el dintel de la entrada.
Sin afán de tocar y promocionar el tema de la superación personal (pienso que cada uno de nosotros nos superamos cuanto nos da la gana sin necesidad de que se nos diga), está dentro de mi programación luchar por los sueños que me quedan, hidratarlos día con día y no claudicar a pesar de tener que cargar con las broncas diarias, cual Pípila, sin soltar la antorcha encendida.

jueves, 4 de junio de 2009

Central camionera, lugar donde también convergen los buenos libros


El día de hoy viví una desesperación insoportable, bueno, casi insoportable. Fui a la central camionera -según yo- para despedir a mis tías, que vinieron por una semana a estas áridas tierras; ellas radican en Phoenix, Arizona desde hace muchos años. Mi desesperación, y frustración, se debió a que ellas me comentaron que saldrían a las once de la mañana. Como buen mexicano, llegué cerca de la hora en que partirían, a las diez y cincuenta y tres minutos. Recorrí de pe a pa toda la central, sin dejar de revisar ni un solo rincón de los lugares destinados para los viajeros, tanto dentro como fuera; mis tías, y los demás familiares que también irían a despedirlas, no se encontraban por ningún lado.
Pensé que tal vez la salida era a las doce del medio día, que yo había escuchado mal. Esa conjetura me dio algo de tranquilidad y rebajo en buena medida el remordimiento de no haber alcanzado a despedirlas. Vi mi reloj, eran las once con cinco. Para matar el tiempo (en realidad no se porque razón utilizamos esta expresión, si es el tiempo el que termina matándonos a nosotros) se me ocurrió dar un recorrido más por el lugar y echar una amplia ojeada.
Como buen adicto obsesivo a los libros, dí con un local que mezclaba la venta de medicinas, souvenirs, dulces, periódicos, revistas y libros; si, libros, no solo los chafas, sino también buenos libros. Lo que más llamó mi atención fue el precio de estas joyas literarias: era bastante bajo. Ediciones de bolsillo mexicanas, y muy bien acabadas y muy bien editadas, agasajaron mis ojos; entre ellas: Clemencia, de Ignacio Manuel Altamirano, considerada la primera novela moderna mexicana escrita con propósitos estéticos; Platero y yo, de Juan Ramón Jiménez, poeta español que obtuvo el Premio Novel de Literatura en 1956; El viejo y el mar, de Ernest Hemingway, quien ganó el Premio Pulitzer en 1953 con este relato.
Los precios de estas ediciones oscilaban entre 25 y 35 pesos, un regalo, considerando su valor literario. Por cuestiones como esta, es que no alcanzo a comprender -no me cabe en la cabeza, diría mi maestra de literatura de la prepa- como es que el mexicano promedio lee poco, o más bien no lee nada. Y hablo del mexicano promedio, ya que las personas que no entramos en el promedio, si leemos lo más que nuestro ajetreado mundo -individual y colectivo- nos permite; además de que sabemos reconocer el oro entre tanto latón, porque los libros que menciono se encontraban entre la literatura chatarra (que desgraciadamente si consume la gran mayoría de los mexicanos): El libro vaquero, historias de tráileros, historias eróticas (con dibujos bastante explícitos), en fin, mucho de todo esto, sin faltar el Tv novelas, Fama, Tv notas y demás revistas de chismes amarillentos sobre artistas y celebridades.
Así que, en época de crisis y en los lugares menos pensados, no hay excusa que valga para no leer la literatura altamente nutritiva. Hay que pensar simplemente en cuanto se gasta uno una noche de antro, y eso lo hacemos sin escatimar en el dinero.
Ah, por cierto, al ver que las saetas estaban a tres minutos de fundirse en la posición mas alta de los relojes de Torreón -y que no se vislumbraban ni mis tías, ni otros familiares- decidí hacer una llamada al celular del Tío Pancho, que es quien llevaría a las mujeres peregrinas hasta el anden del autobús. Descubrí que el camión hacia Phoenix salió a las diez y media de la mañana, debido a que a esa hora llegaron mis tías y, como únicas pasajeras, el chofer decidió no esperar media hora más.