viernes, 17 de julio de 2009

La sensibilidad y la pobreza


Nunca he sido afecto o fanático, mucho menos promotor, de la idea que tienen ciertos círculos de literatos con respecto a que un escritor, para ser buen escritor y contar con sensibilidad, debe de vivir o haber vivido en la pobreza, en la marginación. Gigantes de las letras latinoamericanas como Jorge Luis Borges, Adolfo Bioy Casares, Octavio Paz, Carlos Fuentes y muchos más de todas partes del mundo, han experimentado la sensibilidad aun cuando nacieron en una cuna acomodada; a grandes filántropos les ocurrió lo mismo, solo les bastó con asomarse por la ventana que muestra la miseria en que viven sus semejantes para apoyarlos desde su trinchera, y que mejor que una trinchera donde la economía no es una limitante. Quien no conoce los casos como el de la Madre Teresa de Calcuta, el de la Princesa Diana, es más, hasta un Michael Jackson, que fue el artista que más a donado dinero para las buenas causas.
Así que, para despertar nuestra sensibilidad como artistas, no siempre es necesario que suframos en carne propia de las barbaridades a que somete el hombre a sus semejantes, pero sí hay que abrir los ojos y practicar la empatía con la gente que sufre la injusticia, una enfermedad -curable o no curable- y que no cuenta con los recursos para atenderse, la falta de oportunidades por discriminación de cualquier tipo, la violencia en todas sus formas de expresión, y tantas aberraciones que existen en la llamada civilización moderna en que nos desenvolvemos y que llamamos así por la tecnología que, o utilizamos o por lo menos conocemos, pero en cuestión de brutalidad animal -contra los demás y contra nuestro entorno- somos muy similares a nuestros antepasados de otras épocas como la Edad Media y hasta en los tiempos en que Jesucristo pisó Tierra Santa.
Esta reflexión me absorbió el pensamiento debido a que el sábado pasado leí una entrevista que le hizo la escritora lagunera Angélica López Gándara al poeta y diplomático -también lagunero- Jorge Valdés Díaz-Vélez. La entrevista apareció en la sección “Nuestro Mundo” de la revista Siglo Nuevo (Año 4, No. 80, 11 de julio de 2009) que publica cada catorcena el periódico El Siglo de Torreón. En la entrevista, Angélica aborda el tema de la pobreza de la siguiente forma:
ALG: Algunas personas consideran que la pobreza provee de sensibilidad extra al artista; ¿debe el poeta vivir en estrechez económica para escribir mejor?
A lo que Valdés Díaz-Vélez responde:
JVDV: Desde la marginalidad difícilmente puede accederse al núcleo de la creatividad. Ese pensamiento ‘romántico’ a dado paso a legiones de autores frustrados que muchas veces, a manera de excusa, han asociado el término pobreza con miserias intelectuales, falta de capacidad de asombro y de rigor de trabajo, y exceso de autocomplacencia. La sensibilidad es un preciado don que debe refinarse mediante la lectura y la escritura. También a través del disfrute de otras manifestaciones del arte, de la participación al interior de una sociedad que ha frivolizado el término cultura para confundirlo con el de entretenimiento, y de la dignificación de una actividad que algunos han ahogado en la esterilidad de la denominada ‘bohemia’ y otras actividades extraliterarias. La poesía, por fortuna, se mantendrá por encima de esa imagen de extrema pobreza, de facilismos y actitudes banales que no han conseguido restarle valor.
Me encantó el comentario de Valdés Díaz-Vélez, y concuerdo con él.

4 comentarios:

  1. En efecto, la pobreza económica crea un sentido antípoda de la vida a la que podría tener uno de nosotros (que podemos pagar internet y chorear de vez en cuando). Ciertos sentimientos se acentúan en relación directa a la disminución de las emociones que creemos positivas para las personas.

    ¿Tiene validez mi comentario siendo alguien que se cree feliz y come perdiz?

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  2. Saludos, desde el lado oscuro. Ando de infiltrada.

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  3. Teresa, no sabes como extrañaba tus visitas a este espacio, muchas gracias por tus comentarios; y si, si es válido tu punto de vista. A veces yo he batallado para concentrarme en lo que deseo escribir por pensar en algunos problemillas económicos que me agobian; ahora imagina lo difícil que debe de ser preocuparse por encontrar el modo de poder sobrevivir y luchar por dar con la tranquilidad y el tiempo necesarios para desarrollar alguna actividad artística.
    No importa desde que lado, lo buenos es que sigues en contacto con tus seguidores y seguidos.
    Un beso y un abrazo.

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  4. ¿Puede un cirujano hacer una intervención quirúrgica sin haber comido, pasando miserias?. Concuerdo con la apreciación del escritor Valdés Diaz Vélez.

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