jueves, 5 de mayo de 2011

La resistencia de Ernesto Sábato





Los últimos tres años han sido devastadores para las letras mundiales, mitos y leyendas vivientes de la literatura nos han dejado para ir a sondear el más allá. En 2009 falleció Mario Benedetti, en 2010 se fueron a seguirle el rastro José Saramago y Carlos Monsiváis, y ahora el 2011 se ha llevado entre los azotes de su historia a un icono -muchos aseguran que el último de los grandes- de las letras argentinas.
El sábado pasado, mientras leía las noticias en el espacio virtual de El Siglo de Torreón, un encabezado me noqueó la razón dejándome cómo escultura de hielo incrédula: “Muere escritor argentino Ernesto Sábato”. Abrí el enlace y era cierto, Sábato había muerto la madrugada del sábado a causa de una bronquitis, enfermedad inclemente y mortal para alguien de 99 años, edad que tenía el autor de El túnel.
El primer libro que me recomendaron de Sábato fue La resistencia, obra ensayística sobre la falta de humanismo en el hombre moderno contenida en cinco cartas y un epílogo. Para alguien que nunca ha leído ensayos tan ensanchados, o que ha degustado una mínima porción del género literario de Montaigne, La resistencia es una muy buena opción para zambullirse hasta el fondo de las cuestionadoras, revelantes e inquietas aguas del ensayo debido a que Sábato aborda el género a modo de epístolas narrativas haciéndolo más interesante y muy ameno. El paisano de Borges publicó La resistencia en el 2000, pero el libro en vez de perder vigencia la ganó en estos últimos diez años, y la sigue ganando conforme los calendarios nacen y mueren.
Casi al comienzo, dentro de las líneas del capítulo inicial “Primera carta, Lo pequeño y lo grande”, Sábato va directo a la semilla: “Porque a medida que nos relacionamos de manera abstracta más nos alejamos del corazón de las cosas y una indiferencia metafísica se adueña de nosotros mientras toman poder entidades sin sangre ni nombres propios. Trágicamente, el hombre está perdiendo el diálogo con los demás y el reconocimiento del mundo que lo rodea, siendo que es ahí donde se dan el encuentro, la posibilidad del amor, los gestos supremos de la vida”. A pesar de que en el momento en que Sábato escribió esta carta-ensayo aun no habían las redes sociales que hay ahora cómo Facebook y Twitter, el monstruo de la información llamado Internet ya mostraba señales de su gran poder de absorción en la vida del hombre, y el también autor de Sobre héroes y tumbas vio cómo las pantallas, sin importar si eran las de los televisores, las computadoras, los celulares, y más recientemente las de las iPad, acechaban a la humanidad con el único fin de tragarla, de engullirla con sus fauces formadas por imágenes y sonidos nunca antes experimentados, sin darle oportunidad de que escapara a su esclavización. Sobre la tiranía virtual, y aunque enfocado en la televisión, Sábato escribe: “Las palabras de la mesa, incluso las discusiones o los enojos, parecen ya reemplazadas por la visión hipnótica. La televisión nos tantaliza, quedamos cómo prendados de ella. Este efecto entre mágico y maléfico es obra, creo, del exceso de la luz que con su intensidad nos toma. No puedo menos que recordar ese mismo efecto que produce en los insectos y aun en los grandes animales. Y entonces, no sólo nos cuesta abandonarla, sino que también perdemos la capacidad para mirar y ver lo cotidiano. […] Irónicamente he dicho en muchas entrevistas que “la televisión es el opio del pueblo”, modificando la famosa frase de Marx. Pero lo creo, uno va quedando aletargado delante de la pantalla, y aunque no encuentre nada de lo que busca lo mismo se queda ahí, incapaz de levantarse y hacer algo bueno”. Las palabras de Sábato son un golpe directo a la quijada de la razón para ver si así despierta del sueño profundo en que los mundos virtuales la tienen sumida.
La resistencia es un llamado que nos hace el Premio Cervantes argentino para que precisamente hagamos una resistencia contra todas aquellas tecnologías, novedades, tendencias y actitudes impuestas por el mundo moderno, que en vez de darnos la libertad que maliciosamente nos ofrecen, acaban por volvernos sus incondicionales sirvientes.
Ernesto Sábato se embarcó hacia el gran viaje que algún día todos tendremos que hacer, pero quedan sus letras contenidas en cada uno de los libros que nos dejó. Un buen inicio hacia el conocimiento y deguste de la obra literaria de Sábato es La resistencia.

2 comentarios:

  1. Al igual que Bradbury, Sábato expresó el fin de la humanidad como la conocían ellos, con su casi siglo de existencia el argentino sabiamente explicó una de las tantas épocas de la humanidad.

    Saludooos!

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  2. Sí, Teresa, es una verdadera pena que nuestros días, aun con los avances en la ciencia y la tecnología, estén tan deshumanizados.
    Un beso y un abrazo.

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