viernes, 26 de junio de 2009

Magnífica velada, con Acequias y Gandhi como anfitriones


Ayer por la noche asistí a la presentación del número 48 de la Revista Acequias. El evento literario fue muy ameno y bastante disfrutable. Las palabras al micrófono corrieron a cargo del primer espada de las letras laguneras: Jaime Muñoz Vargas (así lo presentó, como primer espada, José Edgar Salinas Uribe, director de Acequias). También estuvo en los comentarios el escritor Carlos Reyes Ávila, quien acaba de ganar el Premio Binacional de Novela Border of Words con su historia titulada Travesti. Andrés Jáquez García puso su granito de arena con algunas palabras sobre su ensayo publicado en esta edición de Acequias, que trata de un filósofo poco leído en México, y mucho menos frecuentado en La Laguna. Y claro que no podía faltar el testimonio del director de la revista.
Siempre es muy grato escuchar a Jaime Muñoz Vargas; cuando he tenido la oportunidad de hacerlo, como el día de ayer, siempre aprendo algo, al igual que con sus libros y sus artículos de La Opinión Milenio.
Anoche, en la librería Gandhi, fue la primera vez que estuve presente en una charla de Carlos Reyes Ávila, y me gustó su comentario en torno a los escritores famosos. Él mencionó que no frecuenta a Gabriel García Márquez, porque no le gusta como escribe; lo mismo le ocurre con Carlos Fuentes y con Jaime Sabines. Carlos, el lagunero, está en su derecho. Y ya que este escritor salió del closet con respecto a sus preferencias literarias, debo de confesar que a mí tampoco me agrada Carlos Fuentes, digo…sin la intención de agraviarlo. Eso sí, me encantan García Márquez y Sabines, pero Fuentes me es indiferente. Aclaro, como aclaró el día de ayer Reyes Ávila: esto no significa que Carlos Fuentes no sea un buen escritor, simplemente la literatura que uno lee -como pasa con otras formas de la expresión humana en el arte- muchas veces es cuestión de gustos. Las palabras de Salinas Uribe y Andrés Jáquez no dejaron de tener resonancia, aunque tuve que dar mano de toda mi atención y todo el ceso de que fui capaz cuando Jáquez habló.
Al final de la charla, y ya con dos ejemplares de Acequias, me di a la tarea de degustar unos cuantos canapés y un buen vino tinto, elementos culinarios que por suerte nunca faltan en este tipo de eventos y que cierran con broche de oro la agradable velada que uno acaba de disfrutar.

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