miércoles, 11 de agosto de 2010

México en las noticias internacionales gracias a un chícharo


El futbol me es indiferente. Si bien es verdad que he llegado a emocionarme un poco cuando el equipo local, El Santos Laguna, ha sido protagonista en la liguilla y ha llegado a la final cómo ocurrió la temporada pasada, no despotrico de euforia en cuanto los guerreros anotan un gol, no arremeto con vulgaridades y leperadas contra el equipo contrario, y mucho menos despierta en mí el deseo irrazonable de cortarme las venas cuando pierden los verdiblancos. Igual reacciono con la Selección Mexicana. Tampoco niego que sentí un gusto como pocos cuando los nuestros le pusieron una patiza a los italianos y a los franceses; a los primeros fue en un partido previo al pasado mundial y a los segundos en pleno mundial. Pero aun con todo, las emociones al límite que explotan en los aficionados y fanáticos gracias al futbol me parecen sin razón y en la misma gran proporción pienso que son inútiles. ¿Que ganamos cuando los guerreros del Santos Laguna golean al contrario? Nada que yo sepa. La Selección Mexicana siempre es pintada cómo un grupo de héroes que no parecen de carne y hueso, sino semidioses del balompié, grupo que siempre nos decepciona llegando a donde mismo en todos los mundiales y soltando un montón de excusas en vez de aceptar que lo que les falta no es talento si no actitud. Eso sí, los jugadores aztecas son buenísimos anunciando el Pan Integral Bimbo y su famosa frase de “Haz sándwich”. El Rafa Márquez no se queda atrás, el güey parece galán de telenovela anunciando rastrillos con triple hoja de corte diamante que proporcionan una mejor rasurada, al ras y por más tiempo.
Por eso hay que emocionarnos, pero cuando los periódicos dejen de publicar nota roja donde aparecen decapitados, jóvenes acribillados en fiestas de cumpleaños y en inauguraciones de bares, balaceras entre grupos rivales y entre el crimen y los cuerpos de seguridad donde mueren mujeres, niños, jóvenes y demás inocentes que pasaban por el lugar. También hay que emocionarnos cuando nuestros jóvenes hagan algo importante a nivel mundial, que es a donde voy.
Antier por la noche, viendo el noticiero de Joaquín López Dóriga, una noticia me llenó de orgullo y despertó en mí el deseo de ser mejor en todos los aspectos: en el trabajo, cómo mexicano y, lo más importante, en la búsqueda continua de alcanzar mis sueños, que importa que suene a frase barata de motivación personal. La noticia fue en el rubro deportivo internacional y hacía mención de las hazañas del Chicharito Hernández cómo jugador del Manchester United en las tierras del Rey Arturo. Tres Partidos, tres golazos, y la alineación del joven futbolista mexicano como titular en el famoso equipo inglés.
Parece que contradigo mis palabras, las que teclé al principio de este post, pero no. ¿Qué ganamos emocionándonos con las patadas acertadas al balón y sin piedad del Chicharito? Nos damos cuenta que la juventud se impone y da el ejemplo de que si los mexicanos nos lo proponemos podemos llegar a donde nos dé la gana, cómo el Chicharito Hernández, que está demostrando que juega un tremendo futbol, y está asombrando al viejo continente, al orbe entero, y a nosotros mismos, los mexicanos, con su talento y su entrega en las canchas europeas.

2 comentarios:

  1. Considero que nos acostumbramos a que sólo aquel que no sea mexicano es capaz de triunfar, y más en el aspecto de que te paguen por hacer lo que te gusta.

    Somos muy masoquistas y nos autoflagelamos para esperar del más allá la gloria.

    Saludos!!!

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  2. Así es, Teresa, los españoles a través de la religión nos impusieron el amor al masoquísmo y a la inferioridad.
    Por suerte hay mexicanos cómo el chicharito, que se le ponen a las patadas a cualquiera.
    Un beso y un abrazo.

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