jueves, 28 de mayo de 2009

El otro trabajo del escritor


En un gran número de las actividades económicas del país se encuentra uno con la pasividad, si no en su máxima expresión, por lo menos con el amplio margen de su sombra. Los escritores mexicanos, en su gran mayoría, se dedican a las letras por amor al arte. Son pocos los casos donde un literato vive en forma holgada de lo que escribe. Y es que en nuestra querida patria, donde el mexicano promedio lee de uno a dos libros por año, el oficio de la letras está muy degradado. Si quieres comprobarlo por ti mismo, comenta con alguno de tus amigos o familiares que eres escritor, o que deseas ser escritor, y pasara una de dos cosas (quizá ambas): la persona se quedará seria pensando en la pregunta ¿que es un escritor? y tratará de formarse una idea de que es lo que hace o que es lo escribe; o de plano, suponiendo que sea lector y que tenga un mínimo conocimiento del oficio del escritor, suelte una carcajada y te diga "mejor dedicate a algo que si sea trabajar".
Como menciono, los escritores mexicanos generalmente tienen dos oficios: el de escribir, que es por amor al arte; y por otro lado, la actividad que les da para comer, o mal comer, en el peor de los casos. Siendo justos, no es algo que padezcan solo nuestros literatos; es una epidemia que a duras penas deja sobrevivir a casi cualquier escritor latinoamericano. Dichoso aquel que tiene el desahogado poder de elegir a que dedicar su vida debido a que cuenta con una gran capacidad económica que lo respalda; dos casos conocidos de semejante situación son Borges y Bioy Casares.
Expongo el comentario debido a que en estos últimos días he pensado como han de estar preocupados, como todos, los buenos escritores de nuestro México lindo y querido; preocupados por el pan nuestro de cada día y, aunque tal vez involuntariamente, distraídos de la actividad creativa que les llena por completo el corazón: la literatura.
Chejov comenta, en relación a su actividad como escritor, lo siguiente: Cuando escribo no tengo la impresión de que mis historias sean tristes. En cualquier caso, cuando trabajo estoy siempre de buen humor. Cuanto más alegre es mi vida, mas sombríos son los relatos que escribo.
Cervantes es todo un caso excepcional de como se puede escribir magnánimamente, y en forma jocosa, aun cuando se pasa por una situación económica adversa. Pero Cervantes es Cervantes, la mayoría de los mortales que padecemos el capricho de ser escritores necesitamos el estímulo de la tranquilidad para poder dar rienda suelta a la pluma, a la máquina de escribir o al teclado del ordenador. Esto se puede conseguir teniendo un ingreso salarial decente, si no por el trabajo literario, por lo menos en la actividad que se desempeña para sobrevivir.
Con la clase política mexicana que nos tocó mantener y sufrir -cual si fuese el hijo pródigo, pero sin traza alguna de arrepentirse- lo único que podemos hacer es trabajar duro, a pesar de todo, y rezar por que las cosas mejoren, tanto en México como en el mundo. No queda de otra. Ah, claro, y leer, leer y leer mucho; y escribir, escribir y escribir mucho, como desquiciado si es necesario. Dichosos los buenos escritores americanos y europeos que, además de la posibilidad de llegar a ser celebridades, pueden vivir de lo que escriben.
Envío un saludo y un caluroso abrazo a todos los colegas escritores que, a pesar de la adversidad, no abandonan su compromiso con las letras.

3 comentarios:

  1. Creo que otro de los trabajos de un escritor es defender su trabajo de lo que consideran que no es un trabajo o que cualquiera puede hacerlo.

    Saludos

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  2. Es muy cierto Teresa, no imagino al mundo sin escritores, sin libros, sin literatura.
    Para un escritor comprometido, el escribir es un trabajo mas importante y mas duro que muchas otras actividades o labores. Ademas, como comentas, no es fácil, al igual que todas las artes, si no cualquiera sería escritor.
    Gracias por tu comentario.
    Saludos.

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  3. Imposible para un escritor, es decir para la inmensa mayoría, vivir exclusivamente de y para su creación.

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