Existen intelectuales y pseudointelectuales (de los cuales conozco muchos) que dicen odiar los bestsellers; su afirmación es contradictoria. Rechazan -según ellos- los super ventas, pero admiran a escritores como Gabriel García Márquez, Mario Vargas Llosa, Mario Benedetti y otros tantos mas genios y figuras de la literatura; y no solo eso, algunos aseguran que poseen todos los libros de uno, dos o más de estos escritores. Lo que ocurre es que estos engreídos tipos, que deben su orgullo a lo mucho que han leído sin a veces siquiera tener un relato decente y publicado, se hacen tontos; los tres escritores latinoamericanos que menciono tienen en su haber varios libros -si no es que todos- que son bestsellers.
Esta introducción se debe a que hoy abordaré como tema la reseña de Mientras escribo, de Stephen King. Recomiendo este libro a toda aquella persona a quien no lo deje en paz el gusanito del deseo de ser escritor; también a todos los que tengan curiosidad por saber que hay detrás de alguien como King, cuyos libros se han vendido -y se siguen vendiendo- por millones, además de conocer como se forma un escritor.
Mientras escribo consta de dos partes: La primera de ellas es la autobiografía del amo del terror norteamericano; y la segunda es practicamente un manual para el aspirante a escritor. A pesar del contenido del libro, que parece ser aburrido, este es bastante divertido y ameno. King cuenta su vida desde una edad muy temprana, nos refiere los sucesos que influyeron en él para que tomara el camino de la literatura; y nos hace participes de sus vivencias (buenas, malas y catastróficas) como la emoción que le provocó el aviso de aceptación para la publicación de su primer novela, Carrie. A la vez confiesa como, sin darse cuenta, se vio atrapado por la adicción a las drogas; situación que logró superar gracias al amor que le demostraron en los momentos mas dificiles su familia y sus amigos.
King narra sus inicios como escritor a muy temprana edad. Es sorprendente saber que los relatos cortos que escribía entonces, los enviaba a las diferentes revistas literarias americanas de su época. En una de las primeras treinta paginas de su biografía comenta:
"Cuando tuve catorce años (y me afeitaba dos veces por semana, hiciera o no falta), el clavo de mi pared ya no aguantaba el peso de todas las notas de devolución que había ido acumulando. Lo sustituí por uno mas largo y seguí escribiendo. A los dieciséis ya había recibido algunas notas con mensajes a mano un poco mas alentadores que el consejo de no grapar y usar clips. La primera de las notas esperanzadoras era de Algis Budrys al sazón director de Fantasy and Science Fiction, que leyó un cuento mio titulado La noche del tigre [...] y escribió: El cuento es bueno. No está en nuestra línea, pero es bueno. Tiene usted talento. Envíenos mas cosas.
Solo eran cuatro frases cortas garabateadas con una pluma que manchaba mucho, pero alegraron el triste invierno de mis dieciseis años."
Conforme se avanza en la lectura del libro, se da uno cuenta de que también los escritores comerciales como King están comprometidos con la literatura y tienen una formación con bases solidas; una de estas bases son las referencias que King cita sobre las obras de escritores como Cervantes (en la edición en ingles), Joyce, Hemingway, Faulkner, Updike, Edgar Allan Poe, entre otros grandes de las letras.
La segunda parte libro, que trata sobre técnicas y consejos sobre el oficio de escribir, se divide a su vez en cuatro secciones: Herramientas, Escribir, Posdata y Coletilla, segunda parte: Una lista de libros. Aquí se trata de un par de remos para tu canoa si ya te embarcaste en la apasionante aventura de escribir.
Al igual que sus novelas y sus libros de cuentos, King atrapa con su tremenda forma de narrar y de enseñar, precisamente, el arte de narrar. Mientras escribo es uno de esos libros que no solo resultan absorventes, sino que además es del tipo de los cuales uno aprende mucho.
Los dejo con dos comentarios de Stephen King sobre el oficio de escribir que encontraran en el libro.
"El acto de escribir puede abordarse con nerviosismo, entusiasmo, esperanza y hasta desesperación (cuando intuyes que no podrás poner por escrito todo lo que tienes en la cabeza y el corazón). [...] Todo es lícito mientras no se tome a la ligera. Repito: no hay que abordar la pagina en blanco a la ligera."
"Si quieres ser escritor, lo primero es hacer dos cosas: leer mucho y escribir mucho. No conozco ninguna manera de saltárselas. No he visto ningún atajo."
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